Evo Morales y los movimientos sociales chilenos
¡Un mar… de amigos!
Marco Coscione
Falta solamente un día al comienzo del segundo gobierno socialista de la Concertación, pero hoy, diez de Marzo de 2006, el protagonista es otro. Parece que a los movimientos sociales chilenos interesa más la figura de Evo Morales que la de Michelle Bachelet.
El evento de bienvenida al presidente boliviano, organizado por el Comité de Reencuentro Chile-Bolivia, una agrupación formada por más de mil asociaciones y organizaciones sociales chilenas, tuvo lugar en el Court Central, al lado del Estadio Nacional, lugar símbolo de la represión durante la dictadura pinochetista.
Todo empieza con las palabras del cantautor Francisco Villa: “[…]yo no estoy aquí para saludar al presidente de Bolivia, sino para abrazar a un compatriota latinoamericano[…]”, y este abrazo se siente también en las canciones de Sol y Lluvia, Legua Cork o Los Miserables, que preceden la llegada de Morales. Un abrazo que representa la voluntad de unión de los pueblos del continente latinoamericano.
Son las 18, es su momento. La gente aplaude y grita, “Evo amigo, el pueblo está contigo”. El Court Central está lleno, banderas y carteles lo coloran de rojo, naranjo, verde y amarillo… muchos agitan las banderas del movimiento indígena boliviano y las hojas de coca. Se respira aire de fiesta.
Antes del discurso, Morales recibe el homenaje del pueblo Mapuche que con su propia ceremonia le agradece su presencia y le entrega un presente, un poncho que Evo llevará durante todo su discurso, a pesar del tremendo calor que hacía.
“[…]Estoy convencido que esta concentración, este homenaje no es a Evo Morales sino los movimientos sociales del pueblo boliviano, homenaje a los pueblos indígena de Bolivia y de Latinoamérica, homenaje a la gente sacrificada, excluida de nuestros países[…]”, gente que lucha cotidianamente contra el proceso neoliberal que llevan a cargo las multinacionales, aquel proceso que hizo tanto daño a Bolivia y a los de más países de Latinoamérica. “[…]Un modelo económico que devasta los recursos naturales y lleva hambre y miseria[…]”. Evo lee a voz alta una de las muchas pancartas presentes: “¡si a Pacha Mama, no a Pascua Lama!”, la presencia de los movimientos ambientalistas es muy colorada.
Evo empieza su discurso contando la historia del MAS, el Movimiento al Socialismo de Bolivia, que logró canalizar la fuerza de los movimientos indígenas, así como los obreros, los sindicatos y los movimientos estudiantiles, hacía un cambio radical en el país.
“[…]Ese movimiento político que nos llevó al gobierno y que nace del pueblo campesino boliviano y no de un grupo de intelectuales politólogos […] decidimos formarlo en 1995 y nos liberamos de los partidos neoliberales de nuestro país[…]”.
Un cambio que vio como protagonistas sobretodo a los pueblos indígenas originarios, “dueños absolutos de nuestra noble tierra”, pero históricamente marginados, excluidos, humillados, odiados, despreciados, condenados a la extinción y más encima, después del 11 de Septiembre de 2001, condenados de terrorismo, de parte “de la que llaman Casa Blanca”.
Ahora, añade el presidente, se trata de convencer otros sectores que todavía no están convencidos a luchar para la liberación del pueblo latinoamericano del imperio neoliberal de las transnacionales, a seguir aquella lucha que fue de Tupac Katari, Tupac Amaru, de Simón Bolívar y del Che Guevara. Una lucha en defensa de la tierra y para la unidad de los pueblos de Latinoamérica. Desde el público se levanta un canto, un canto liberatorio que reclama mar para Bolivia.
“[…]Nunca habría pensado que también el pueblo chileno reclama mar para Bolivia, muchas gracias compañeros y compañeras […] este acto para mi es un sueño[…]”, Morales agradece y afirma que sólo gracias a los movimientos ciudadanos de los dos países, como los que están presentes en el acto, se podrá trabajar para la paz y para una solución pacifica de la cuestión del mar, una deuda histórica que aún queda pendiente. Un problema muy actual y que las dos administraciones ya están planeando de resolver. Esperamos que las negociaciones puedan llegar rápidamente a una solución adecuada para ambos países. “[…]Juntos podemos, unidos venceremos[…]”, es la respuesta de los 7000 presentes en el Court.
Morales sigue con las críticas a los EE.UU. que, a través de la llamada “guerra al narcotráfico”, quiere controlar militarmente y económicamente Latinoamérica. “La hoja de coca no es cocaína”, y recuerda que gracias a algunos países europeos y latinoamericanos este reconocimiento ya ha llegado a las Naciones Unidas. El verde de la hoja de coca, añade el presidente, ganará a lo del dólar.
En Bolivia, la lucha para la hoja de coca, como aquellas para los recursos naturales gas y agua, ha creado una conciencia nacional muy fuerte, que trata de defender el país de las amenazas externas y de fortalecer el respeto para la identidad olvidada, la identidad indígena de los pueblos andinos originarios.
“[…]Yo tengo mucha confianza, quien liberará Latinoamérica serán los movimientos sociales y los movimientos indígenas, juntos con los intelectuales, los profesionales, los obreros, los estudiantes, con las compañeras mujeres […] dependerá mucho del trabajo de las autoridades que los acompañan pero quiero, decirles con mucha sinceridad, […] que estamos junto para buscar justicia[…]”.
Para una verdadera integración latinoamericana, no empujada por los intereses norteamericanos, las palabras del presidente son muy claras: “[…]Bolivia, país empobrecido por más de 500 años, saqueado por más de 500 años, necesita inversión, necesitamos inversiones, pero quiero decirles que sólo necesitamos socios no dueños de nuestros recursos naturales[…]”. En Bolivia ahora está en marcha un cambio importantísimo que se actuará a través de la formación de una Constituyente, que por fin dará espacio a los indígenas para redactar la Constitución, porque en 1825 ellos no habían participado, aunque sí lucharon y murieron por la independencia del país. La lucha de los movimiento sociales sigue hacia una “[…]segunda independencia, una independencia de verdad […] los organismos internacionales tienen que hacer una profunda reflexión sobre las políticas que han impuesto a nuestro país […] como por ejemplo la privatización de los servicios básicos[…]”.
Morales está convencido que los país latinoamericanos uniéndose podrán fortalecer la lucha antiimperialista formando un nuevo eje que comprenda Fidel Castro, Chávez, Lula y todos los políticos, intelectuales, artistas, pensadores y también militares que quieren liberar Latinoamérica del yugo de los intereses económicos neoliberales y al mismo tiempo crear un nuevo curso de transformación verdaderamente democrática, que rompa con los Tratados de Libre Comercio entre los países latinoamericanos como con el gobierno de Estados Unidos. “[…]¡Jamás habrá subordinaciones, queremos relaciones bilaterales, multilaterales, pero relaciones, porque el diálogo es parte de la cultura de nuestros pueblos![…]”.
Las fuerzas armadas, como en el caso venezolano, pueden jugar un papel importante, siempre que se redefinen como fuerzas armadas “[…]al servicio del pueblo, que participen al desarrollo nacional[…]”.
Un último punto, quizás el más importante en esta jornada: Evo añade que en sus encuentros con Lagos y con la Bachelet les ha preguntado que pasa con los presos políticos mapuche, “[…]¿por qué hay dirigentes indígenas detenidos?[…]”. Eso tiene que terminar, sigue Morales, todos tenemos el derecho a luchar para nuestra libertad y nuestra independencia.
Marco Coscione
Falta solamente un día al comienzo del segundo gobierno socialista de la Concertación, pero hoy, diez de Marzo de 2006, el protagonista es otro. Parece que a los movimientos sociales chilenos interesa más la figura de Evo Morales que la de Michelle Bachelet.
El evento de bienvenida al presidente boliviano, organizado por el Comité de Reencuentro Chile-Bolivia, una agrupación formada por más de mil asociaciones y organizaciones sociales chilenas, tuvo lugar en el Court Central, al lado del Estadio Nacional, lugar símbolo de la represión durante la dictadura pinochetista.
Todo empieza con las palabras del cantautor Francisco Villa: “[…]yo no estoy aquí para saludar al presidente de Bolivia, sino para abrazar a un compatriota latinoamericano[…]”, y este abrazo se siente también en las canciones de Sol y Lluvia, Legua Cork o Los Miserables, que preceden la llegada de Morales. Un abrazo que representa la voluntad de unión de los pueblos del continente latinoamericano.
Son las 18, es su momento. La gente aplaude y grita, “Evo amigo, el pueblo está contigo”. El Court Central está lleno, banderas y carteles lo coloran de rojo, naranjo, verde y amarillo… muchos agitan las banderas del movimiento indígena boliviano y las hojas de coca. Se respira aire de fiesta.
Antes del discurso, Morales recibe el homenaje del pueblo Mapuche que con su propia ceremonia le agradece su presencia y le entrega un presente, un poncho que Evo llevará durante todo su discurso, a pesar del tremendo calor que hacía.
“[…]Estoy convencido que esta concentración, este homenaje no es a Evo Morales sino los movimientos sociales del pueblo boliviano, homenaje a los pueblos indígena de Bolivia y de Latinoamérica, homenaje a la gente sacrificada, excluida de nuestros países[…]”, gente que lucha cotidianamente contra el proceso neoliberal que llevan a cargo las multinacionales, aquel proceso que hizo tanto daño a Bolivia y a los de más países de Latinoamérica. “[…]Un modelo económico que devasta los recursos naturales y lleva hambre y miseria[…]”. Evo lee a voz alta una de las muchas pancartas presentes: “¡si a Pacha Mama, no a Pascua Lama!”, la presencia de los movimientos ambientalistas es muy colorada.
Evo empieza su discurso contando la historia del MAS, el Movimiento al Socialismo de Bolivia, que logró canalizar la fuerza de los movimientos indígenas, así como los obreros, los sindicatos y los movimientos estudiantiles, hacía un cambio radical en el país.
“[…]Ese movimiento político que nos llevó al gobierno y que nace del pueblo campesino boliviano y no de un grupo de intelectuales politólogos […] decidimos formarlo en 1995 y nos liberamos de los partidos neoliberales de nuestro país[…]”.
Un cambio que vio como protagonistas sobretodo a los pueblos indígenas originarios, “dueños absolutos de nuestra noble tierra”, pero históricamente marginados, excluidos, humillados, odiados, despreciados, condenados a la extinción y más encima, después del 11 de Septiembre de 2001, condenados de terrorismo, de parte “de la que llaman Casa Blanca”.
Ahora, añade el presidente, se trata de convencer otros sectores que todavía no están convencidos a luchar para la liberación del pueblo latinoamericano del imperio neoliberal de las transnacionales, a seguir aquella lucha que fue de Tupac Katari, Tupac Amaru, de Simón Bolívar y del Che Guevara. Una lucha en defensa de la tierra y para la unidad de los pueblos de Latinoamérica. Desde el público se levanta un canto, un canto liberatorio que reclama mar para Bolivia.
“[…]Nunca habría pensado que también el pueblo chileno reclama mar para Bolivia, muchas gracias compañeros y compañeras […] este acto para mi es un sueño[…]”, Morales agradece y afirma que sólo gracias a los movimientos ciudadanos de los dos países, como los que están presentes en el acto, se podrá trabajar para la paz y para una solución pacifica de la cuestión del mar, una deuda histórica que aún queda pendiente. Un problema muy actual y que las dos administraciones ya están planeando de resolver. Esperamos que las negociaciones puedan llegar rápidamente a una solución adecuada para ambos países. “[…]Juntos podemos, unidos venceremos[…]”, es la respuesta de los 7000 presentes en el Court.
Morales sigue con las críticas a los EE.UU. que, a través de la llamada “guerra al narcotráfico”, quiere controlar militarmente y económicamente Latinoamérica. “La hoja de coca no es cocaína”, y recuerda que gracias a algunos países europeos y latinoamericanos este reconocimiento ya ha llegado a las Naciones Unidas. El verde de la hoja de coca, añade el presidente, ganará a lo del dólar.
En Bolivia, la lucha para la hoja de coca, como aquellas para los recursos naturales gas y agua, ha creado una conciencia nacional muy fuerte, que trata de defender el país de las amenazas externas y de fortalecer el respeto para la identidad olvidada, la identidad indígena de los pueblos andinos originarios.
“[…]Yo tengo mucha confianza, quien liberará Latinoamérica serán los movimientos sociales y los movimientos indígenas, juntos con los intelectuales, los profesionales, los obreros, los estudiantes, con las compañeras mujeres […] dependerá mucho del trabajo de las autoridades que los acompañan pero quiero, decirles con mucha sinceridad, […] que estamos junto para buscar justicia[…]”.
Para una verdadera integración latinoamericana, no empujada por los intereses norteamericanos, las palabras del presidente son muy claras: “[…]Bolivia, país empobrecido por más de 500 años, saqueado por más de 500 años, necesita inversión, necesitamos inversiones, pero quiero decirles que sólo necesitamos socios no dueños de nuestros recursos naturales[…]”. En Bolivia ahora está en marcha un cambio importantísimo que se actuará a través de la formación de una Constituyente, que por fin dará espacio a los indígenas para redactar la Constitución, porque en 1825 ellos no habían participado, aunque sí lucharon y murieron por la independencia del país. La lucha de los movimiento sociales sigue hacia una “[…]segunda independencia, una independencia de verdad […] los organismos internacionales tienen que hacer una profunda reflexión sobre las políticas que han impuesto a nuestro país […] como por ejemplo la privatización de los servicios básicos[…]”.
Morales está convencido que los país latinoamericanos uniéndose podrán fortalecer la lucha antiimperialista formando un nuevo eje que comprenda Fidel Castro, Chávez, Lula y todos los políticos, intelectuales, artistas, pensadores y también militares que quieren liberar Latinoamérica del yugo de los intereses económicos neoliberales y al mismo tiempo crear un nuevo curso de transformación verdaderamente democrática, que rompa con los Tratados de Libre Comercio entre los países latinoamericanos como con el gobierno de Estados Unidos. “[…]¡Jamás habrá subordinaciones, queremos relaciones bilaterales, multilaterales, pero relaciones, porque el diálogo es parte de la cultura de nuestros pueblos![…]”.
Las fuerzas armadas, como en el caso venezolano, pueden jugar un papel importante, siempre que se redefinen como fuerzas armadas “[…]al servicio del pueblo, que participen al desarrollo nacional[…]”.
Un último punto, quizás el más importante en esta jornada: Evo añade que en sus encuentros con Lagos y con la Bachelet les ha preguntado que pasa con los presos políticos mapuche, “[…]¿por qué hay dirigentes indígenas detenidos?[…]”. Eso tiene que terminar, sigue Morales, todos tenemos el derecho a luchar para nuestra libertad y nuestra independencia.
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