Retorno al futuro
Retorno al futuro
Es como “Retorno al futuro”, es como volver a la Santiago que será y que de alguna manera está siendo… esta vez llego en invierno (2 de julio) y el color es otro: gris y no azul.
Y como no darse cuenta que también el color de las micros ha cambiado: el viejo y amado amarillo se ha vuelto blanco con una raya verde, un verde pálido, “sin brillo” dirían acá. El mismo verde de los paraderos, para los cuales (no preguntémonos a través de cuales escandalosas vías y concesiones) la administración pública parece que se gastó más de lo necesario… . Quién sabe cuántas lavanderías se han financiado con esta plata. Están ahí, algunos con sus líneas curvas, algunos con sus líneas rectas, pero todo del mismo verde.
El “Transantiasko”, apodo que amablemente le han concedido los ciudadanos santiaguinos, está en marcha, la fase más difícil ya ha pasado pero los escándalos han quedado. Y la noticia, hoy en día, es que por fin Gobierno (Concertación) y Oposición (Alianza) se han puesto de acuerdo para poner cifras a un plan de financiamiento de largo plazo para la capital y también para las regiones. Quizás Piñera quiso quitarse de encima la papa caliente, visto que cree por fin pueda ganar las elecciones. Víctor Jara diría: “total a sus olfatillos no hay olor que se les escape”.
Casi todas las micros son las mismas que antes, solo han vuelto a pintarlas para así darles una apariencia más europea. Los choferes conducen tan rápido como antes, la seguridad no sigue siendo prioridad, la contaminación no parece haber bajado, pero muchas cosas han cambiado. Los “sapos” han desaparecido, aunque en realidad alguno todavía anda por ahí, escondido detrás de un chaleco azul que dice “Gobierno de Chile”, o uno verde que dice “Transantiago” o “Express”. Las micros todavía no han adquirido la “inteligencia” europea, y así llegan tres 212 seguidas, se adelantan, algún chofer decide parar, otro no. Un caos, pero ahora un caos controlado. ¿Qué más da? Ahora que su sueldo no depende de cuanta gente se suba a la micro da lo mismo. Por lo menos se tarda mucho menos: cuando regresé por primera vez a comerme una pizza “da Vincenzo” llegué en 10 minutos… 10 minutos, increíble, antes habría tardado como mínimo el doble de tiempo. Y es así, los tiempos se han reducido casi siempre de la mitad, y eso no es nada malo. Más tiempo para la diversión, el estudio, el ocio, pensarán Ustedes… ojalá, pienso yo…
Es como “Retorno al futuro”, es como volver a la Santiago que será y que de alguna manera está siendo… esta vez llego en invierno (2 de julio) y el color es otro: gris y no azul.
Y como no darse cuenta que también el color de las micros ha cambiado: el viejo y amado amarillo se ha vuelto blanco con una raya verde, un verde pálido, “sin brillo” dirían acá. El mismo verde de los paraderos, para los cuales (no preguntémonos a través de cuales escandalosas vías y concesiones) la administración pública parece que se gastó más de lo necesario… . Quién sabe cuántas lavanderías se han financiado con esta plata. Están ahí, algunos con sus líneas curvas, algunos con sus líneas rectas, pero todo del mismo verde.
El “Transantiasko”, apodo que amablemente le han concedido los ciudadanos santiaguinos, está en marcha, la fase más difícil ya ha pasado pero los escándalos han quedado. Y la noticia, hoy en día, es que por fin Gobierno (Concertación) y Oposición (Alianza) se han puesto de acuerdo para poner cifras a un plan de financiamiento de largo plazo para la capital y también para las regiones. Quizás Piñera quiso quitarse de encima la papa caliente, visto que cree por fin pueda ganar las elecciones. Víctor Jara diría: “total a sus olfatillos no hay olor que se les escape”.
Casi todas las micros son las mismas que antes, solo han vuelto a pintarlas para así darles una apariencia más europea. Los choferes conducen tan rápido como antes, la seguridad no sigue siendo prioridad, la contaminación no parece haber bajado, pero muchas cosas han cambiado. Los “sapos” han desaparecido, aunque en realidad alguno todavía anda por ahí, escondido detrás de un chaleco azul que dice “Gobierno de Chile”, o uno verde que dice “Transantiago” o “Express”. Las micros todavía no han adquirido la “inteligencia” europea, y así llegan tres 212 seguidas, se adelantan, algún chofer decide parar, otro no. Un caos, pero ahora un caos controlado. ¿Qué más da? Ahora que su sueldo no depende de cuanta gente se suba a la micro da lo mismo. Por lo menos se tarda mucho menos: cuando regresé por primera vez a comerme una pizza “da Vincenzo” llegué en 10 minutos… 10 minutos, increíble, antes habría tardado como mínimo el doble de tiempo. Y es así, los tiempos se han reducido casi siempre de la mitad, y eso no es nada malo. Más tiempo para la diversión, el estudio, el ocio, pensarán Ustedes… ojalá, pienso yo…
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